Orden y limpieza en los espacios: aliados para combatir la depresión y ansiedad


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Seguro habrás escuchado que la apariencia, distribución e iluminación de los espacios afecta el estado anímico de quienes los habitan, pero quizá no imagines hasta qué punto estos factores inciden en tu salud emocional.

Para comprobar lo anterior, basta con prestar atención a tu espacio privado y pensar en los cambios que podrías hacer para sentirte mejor.

A continuación enlistamos cuatro escenarios en los que conviene proponerte esta reflexión y sus posibles soluciones:

1. Te gusta tu habitación, pero no consigues descansar en ella

Te levantas por las noches y durante los fines de semana te cuesta pasar el día en casa. Sales aunque no tengas nada que hacer, simplemente porque sientes que algo te “saca”.

Es probable que la incomodidad esté relacionada con el exceso de estímulos, que pueden tener causas tan diversas como el uso de colores estridentes en las paredes o la ropa de cama. Es por ello que al elegir la decoración lo más adecuado es optar por tonos que propicien el descanso, tales como los colores neutros en colchas y edredones y tonos suaves en las paredes. El rosa fucsia, rojo, amarillo y naranja solo son aconsejables para agregar acentos.

Conviene evitar los televisores, consolas y dispositivos electrónicos dentro del cuarto y en caso de que no pudieras sacarlos, la recomendación es no tener contacto con ellos por lo menos dos horas antes de dormir.

Por otra parte, puede ser que hagan falta orden y limpieza. Esto aunque hayas limpiado la semana pasada y no hayan montones de polvo o charcos de suciedad en la habitación. Mira bien: el plato de la cena de ayer no tendría nada que hacer esta mañana en el buró; el cesto de la ropa sucia no tendría que rebasar los tres cuartos y la bolsa de basura de hace dos días no debería seguir dentro del cubo. Lo que habría que cambiar aquí es la manera de entender el orden y la limpieza, pues no se trata de actividades para el fin de semana, sino de hábitos diarios.

Otro problema, que amerita un desarrollo aparte, es la acumulación de objetos. Mientras tanto, una solución efectiva si notas que tiendes a acumular es imponerte esta regla: “si compro una blusa que no necesito, regalo dos” (aplicándola a lo que acostumbres comprar en exceso).

2. Tuviste un día complicado en el trabajo y no logras desconectar

Como en el caso anterior, aquí el orden y la limpieza juegan un papel crucial. Te sentirás mejor si encuentras la cama tendida al llegar y la habitación aseada.

También puedes recurrir a la aromaterapia con velas, inciensos o aerosoles que desprendan fragancias como el sándalo y la lavanda, ideales para la relajación.

De igual manera, puedes instalar una pequeña cafetera y tener tu taza favorita a la mano para prepárate un té de manzanilla o anís si la ansiedad te despierta o no logras conciliar el sueño. Otra buena opción, si crees en ello, es hacer una limpieza energética con mantras o audios subliminales.

3. Compartes con otra persona y tienes la sensación de no poder disponer del espacio.

Ya sea que compartas con tu pareja, un familiar o amigo, la solución está en el orden consensuado: tú ocupas una repisa y la otra persona un cajón; él o ella toma el clóset, pero acuerdan que tú puedas instalar un ropero. Ambos respetan los horarios y el descanso del otro y no hurgan en sus cajones y toman sin permiso las pertenencias ajenas.

4. Atraviesas un proceso de duelo y sientes que no encontrarás contención en ningún sitio.

Pocas sensaciones de indefensión son tan profundas como esta. Con la muerte de un ser querido o una ruptura amorosa, sorprende que las cosas sobrevivan intactas en su sitio y que perezcan tan fácilmente las que han sido importantes. Si el duelo replantea el orden interior, siempre será de ayuda que el exterior –que incluye al orden de los espacios–se transforme para acompañar este proceso de cambio.

Mover los muebles, reemplazar algunos objetos, cambiar el color de una pared y asegurar una buena iluminación son algunas de las acciones que puedes tomar. También es buena idea sacar los objetos que recuerden a la persona o a la relación perdida y ceder su espacio en la habitación a cosas nuevas. No es necesario que te deshagas de ellas. Puedes encargarlas a alguien de tu confianza y recuperarlas una vez que hayas cerrado tu proceso.

Finalmente, el aseo vuelve a ser indispensable: cuanto mayor sean el orden y la limpieza, mejor consolidada estará la rutina relacionada con ellos; a su vez, las rutinas aportan estabilidad y cuanto mayor es el dolor, mayor la necesidad de volver a sentirte estable.

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